No sé qué pensaron
los demás al verte,
pero yo, desde el momento
en que te vi entrar
con esos ojos risueños
y esa sonrisa tan bonita
por aquella puerta,
supe que la barrera
que tenía todos estos años
en contra del amor
había desaparecido:
comenzabas a gustarme.
Y esto se volvió permanente,
ya que a día de hoy, cariño mío,
cada día que pasa me gustas más.