Adormecimiento

«La primera vez que Aaron entró en el sueño de otra persona, tenía seis años. El gesto casi de terror de su madre cuando al día siguiente él le contó su propio sueño con pelos y señales le hizo darse cuenta, incluso siendo tan pequeño, de que aquello no era normal. A partir de entonces, lo llevó en secreto, y aquella mañana quedó como una simple anécdota en su familia. Aprendió a controlarlo, y al no encontrarle ninguna utilidad práctica pasó a utilizar su extraña habilidad cada vez con menos frecuencia.

Hasta que conoció a Dorian.»