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Él no deseaba vivir. No sentía absolutamente nada, solo odio. Ese era su único sentimiento, pero aún así lo disimulaba tan perfectamente con su hermosa y perfecta sonrisa.
Yo estaba empeñada en ayudarlo. No iba a permitir que nada le ocurriera. Había llegado a quererlo de tal manera, que hasta comenzaba a temer por mi falta de control con los sentimientos.
¿Cómo luchar con los demonios internos de una persona para que no consuma su alma hasta la muerte?
¿Seguir viviendo infeliz o terminar con todo de una vez?
La mente es un arma muy poderosa.

No quiero lectores fantasmas.