Prólogo

Neil Ryder no era un genio, solo pretendía serlo.

No le gustaban las preguntas sin respuesta, no le gustaban las pláticas sobre su familia y no le gustaba sentirse perdido.

Cuando llegó a Italia tenía un propósito simple, resolver su vida y huir, porque eso es lo que hacía. Le encantaba huir de sus problemas, era fácil y podía estar solo fingiendo que no era un cobarde. Así era hasta que alguien le hizo pensar en lo que sería quedarse.

Y de un momento a otro, estaba frente a muchas personas que preguntaban sobre eso; como si no todo estuviera ya bastante mal.