Dedicatoria

Él tiene en sus ojos el cielo nocturno, con un millar de brillantes estrellas... pero sin luna. En su sonrisa el amanecer y en sus bolsillos caramelos de menta.
Inesperadamente se coló en mi corazón; arregló algunas cosas, rompió algunas otras y al final lo abandoné aquí, dentro de este poemario.
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