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A Franco se le hacía difícil comprender que Mia no pertenecía a su mundo, él pensaba que era la persona más insoportable que podía haber conocido, pero con su locura, histeria y las estresantes discusiones por la misma nada, cada vez la extrañaba más en su juego de seducción.

Estaba dispuesto a hacer lo que sea con tal que volviera a él, y si eso significaba mostrarle más de sí mismo, no había miedo existente que le diera dejarle el paso a los sentimientos.

Creyeron que querían una sola cosa uno del otro, pero la mitad del año empezaba y en su trascurso el tiempo se iba a hacer cargo de tentar a lo prohibido.

Escrita por una argentina.
Prohibida su copia y/o adaptación.

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