⚜ Mapa ⚜

Desde que era pequeño me habían gustado las leyendas, antes de dormir le pedía a mi madre que si podía contarme mi favorita de todas ellas, La Leyenda de la Luna.
Hacía tiempo, cuando en la Península solo había un único reino, en el cielo negro brillaba un astro redondo y brillante al que denominaron luna y el cual salía rigurosamente para iluminar las noches oscuras, o al menos lo hizo hasta que comenzó la guerra que dividió el reino único en siete, un castigo por parte de nuestras diosas.
Fue una pena que, con el paso del tiempo, fuese haciéndome más y más mayor hasta un punto, que, dejaron de interesarme aquellas historias y comencé a creer como falsas, especialmente cuando mis preocupaciones pasaron de ser las de un niño pequeño a la de un príncipe legítimo cuya vida estaba a punto de cambiar.
Aeria, mi reino, había perdido la guerra y estaba obligado a abandonar mi hogar. Pero me negaba a permitir que los planes de un rey codicioso saliesen bien y estaba dispuesto a todo para evitarlo, incluso seguir una profecía.