PRÓLOGO

¿Los monstruos existen? Sí, si existen, están dentro de nosotros, de nuestras cabezas, se alimentan de nuestros temores, nuestras inseguridades, de todo, absolutamente todo, lo que nos hace temblar. Se podría decir que todos estamos locos, ¿no es así?

Somos por así decirlo, marionetas, que se dejan manipular. Tener sentimientos negativos hacia alguien, no te hace mala persona, simplemente hace que te des cuenta de que no todo es lo que parece. La gente tiende a juzgar un libro por su portada, pero a veces es el interior el que miente, y debes esperar hasta ese final que te deja un sabor amargo, ese final que cuesta leer, y que en algunos casos, hace lágrimas caigan por tus mejillas. 

He intentado seguir con esto, pero por más que quiera, de lo único que me doy cuenta de que todo cada vez va a peor, vivo en una oscuridad continua, y no parece que vaya a salir de ella.

Esas personas que dicen que me entienden, ¿de verdad lo hacen? Por mi mente pasan cosas inimaginables, a los ojos de un niño, son pesadillas horribles, y a los de un adulto, una estúpida fase, algo infantil.

No tengo intención de irme, pero hay momentos en los que quiero mandar todo a la mierda, que todo lo de mí alrededor desaparezca. ¿Estoy siendo egoísta? Tal vez, pero no pueden culparme. He pasado casi todo el tiempo de mi vida encerrada en las mismas cuatro paredes, estoy harta de hacer lo mismo todos los días. Mi padre dijo que sería lo mejor, que todo esto era por mi bien. ¿Mantenerme lejos de la sociedad era lo mejor?

En parte tenía algo de razón, ¿no? Vivimos en un mundo egoísta, en el que solo nos preocupamos por nosotros mismos, en el que si piensas diferente estás loco, o eres un bicho raro.