Prólogo

«El silencio puede valer más que mil palabras»

Hunter Garritsen era un nombre que todos repetían el primer día de clases. Que todos se sabían sin importar que el dueño de éste no los conociera.

Estos mismos eran perfectos y silenciosos sinónimos de problemas, que, en su defecto, eran provocados por el sinnúmero de inmaduros que acechaban los pasillos de la Universidad.

No soportaban que el chico recién llegado acapara toda la atención.

No soportaban que él ni siquiera les devolviera el saludo.

No soportaban que Hunter fuera el único chico de la Universidad que había conseguido que Arixanne se fijara en él.
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