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La muerte no es el final de tu vida, solo marcará el inicio de una historia nueva. Eso lo entendí cuando mi rutinaria vida se volvió llena de sangre.

Nunca se llega a conocer completamente a las personas y él es el claro ejemplo de eso.

A él NO lo conocí en la secundaria mientras mis libros caían y él me ayudaba a recogerlos.

NO lo conocí mientras derramaba café en su camisa.

NO lo conocí en ninguna fiesta.

En mi vida todo había sido color rosa, o ¿debería decir color sangre? No lo sé, yo fui la única idiota que no se dio cuenta que vivía en una mentira, una mentira que el mismísimo "Demonio Prodigio" había preparado para mí.

Recuerda: En el infierno hay espacio para todos.