Prólogo

-Zeke, baja la velocidad.

-¿Por qué? Es diver-

-¡Dije que la bajes! -gritó la chica, y él hizo como escuchó.

-Lo siento... -Zeke deslizó una de sus manos para tomar la de Pieck.

-Esto es un error.

-¿Por qué? Sólo quiero mostrarte el mundo. Y quiero hacerlo rápido.

-¿Cuál es la prisa? Podemos hacerlo despacio. Nadie nos persigue, Zeke: hagámoslo a nuestro tiempo -ambos se miraron, sonriendo.

-¿Y si nos besamos? -la chica soltó una risilla, negando con la cabeza.

-Pero debe quedar sólo entre nosotros.