Description
Los sueños y la pobreza nunca se llevan bien. Me di cuenta el día que me miró con sus ojos azules, me abrió un camino de recuerdos olvidados y puso mi presente patas para arriba. Porque mientras escrutaba las facciones de su rostro, varoniles, la anchura de sus hombros y altura desproporcionada en comparación a la mía, jamás imaginé que pudiera ser aquel niño flaco con mirada hambrienta, unos años menor que yo. No le recordé a él, sinceramente. A esa edad me llamaba más la atención que viniera una monja con su largo vestido y cofia a dejarlo por aproximadamente una hora con mi profesora de piano. Vi en sus logros mis frustraciones y tropiezos y cómo dos realidades paralelas desembocaron en caminos opuestos. Ya no vi al niño sin sueños, que eran los míos en esa época. Vi al hombre dueño de ellos, y la muerte de los míos por las circunstancias de la vida. Nos vi como dos seres antagónicos destinados a enfrentarse. Lo tomé como mi enemigo, tal vez por dolor, por envidia, por una inaceptable atracción y porque cada día era una punzada al pasado. Cole ignoraba todo eso. Buscaba algo en mí que no estaba dispuesta a entregarle. ¿O sí?