Prólogo.

Las ramas se cayeron, las cortezas se dividieron, las hojas verdes perdieron su verde vivo para portar el negro lúgubre de las cenizas.
Ningún musgo se pegaría a esos troncos secos ni ningún pajarito alegre se posaría a descansar sobre los mismos.

Muchos ents perecieron entre fuego, agonía e ignorancia, ahora Tibalt hará todo lo que esté en sus manos para ponerse al mando de los protectores y asegurarse de que no vuelva a ocurrir una cosa así... Eso implica asesinar a Venecia.

-No tienes nada que hacer aquí... En cambio yo tengo mucho que perder si te quedas- le dijo el muchacho sosteniéndola un centímetro antes de hacerla caer al lago. -A veces tenemos que hacer cosas horribles para lograr cosas muy buenas.