Si bien una sonrisa es la mejor máscara para ocultar todo lo negativo que predomina en tu ser, las ventanas que hay en tus ojos no pueden esconder absolutamente nada. Son las puertas que abren directo hacia todos tus sentimientos y emociones, y aquél que sabe descifrar una mirada, sabrá instantaneámente que no estás del todo bien. Springtrap era ese tipo de persona, ese que vivió durante muchos años entre problemas e incidentes, y que a pesar de que estuviese a punto de derrumbarse emocionalmente, sonreía ante todas las personas. Tenía amigos, pero su fiel y única compañera leal era la soledad. Incluso había dejado de confiar en su propio hermano, que junto con él, presenció las horribles escenas por las que tuvo que pasar para llegar hasta ahí. Nunca había entregado su corazón a nadie, y luego de ese accidente era claro que el asunto perduraría así hasta el final de su existencia. Pero llegó ella con su deslumbrante personalidad, ambos tenían algo en común bastante particular: habían sufrido casi lo mismo. Jamás habían entregado su cariño plenamente a las personas, sus relaciones no pasaban de una simple amistad. Pero Mangle en lugar de dejarse sumir por la depresión, aprendió a dejar en el pasado todo lo ocurrido, y rehacer su vida, llena de risas y felicidad. Y sería ella quien de todos los métodos, le abriría los ojos a un nuevo mundo. Le enseñaría que incluso en la oscuridad más atrapante, siempre es posible llegar a encontrar una luz en su interior. Que no es bueno fingir felicidad, y que las personas lo acompañarían en su dolor, por experiencia propia ella le haría aprender. Pero ese encuentro se tornó más especial, poco a poco fue pasando de un simple consolamiento, a una amistad que entrelazaba sus hilos formando un amor que no sería desatado ni por la más feroz fuerza. ¿Sería Springtrap capaz de darle una oportunidad al amor? ¿Mangle podría por primera vez sentir lo que es realmente enamorarse? Descúbr

Toco mi cuerpo con mis manos, con mis manos voy trazando cada parte de mi cuerpo. Deslizo mis dedos por mi rostro y al cerrar mis ojos voy dibujándolo. Como un destello en plena oscuridad, vislumbro mi antiguo rostro dulce y hermoso. Pero al sentir mis mejillas derritiéndose, el retrato de lo que solía ser se opaca y desvanece. Las memorias de Alice Angel antes de su muerte.

Su mirada, cansada de ver pasar los muros, ya no retiene nada más. Cree que el mundo está hecho de tinta y, más allá, la nada. Así era la vida de Sammy Lawrence después de convertirse en un monstruo.

Tras varios acontecimientos que perdurarán en las memorias de los involucrados, los principales dueños de la hasta ese entonces, famosa pizzería, optaron por encerrar a los dos causantes de tales sucesos por el resto de los años. Y efectivamente fue así, los despojaron cual si fueran basura en una habitación considerablemente grande, con muy pocos recursos. Fue injusticia pura, no pudieron debatir en contra de su opinión, simplemente les impidieron cualquier contacto con el mundo exterior. Los dos hermanos dorados perdieron lentamente sus esperanzas de volver a salir, ya que, con el pasar de los años, ya ni si quiera Freddy se tomaba el trabajo de ir a visitarlos. Eventualmente el foco que titilaba y brindaba un área débil dejó de iluminar, forzándolos a quedarse en total penumbra por el resto de sus días. Pero incluso el cruel destino puede llegar a ser benevolente contigo, calculó todo fríamente, e impuso en el camino de éstos dos muchachos un par de chicas curiosas que serían las dignas de abrir la puerta y encontrarse con los participantes de los sucesos pasados. Se dieron la oportunidad de ir contra el código, e ingresar a la rumoreada "zona prohibida". Era cierto que los integrantes de la banda contaban historias que cualquiera creería, y ellas dos se asegurarían de desmentir hasta el más desconocido mito que paseaba entre todos. Más que aclarar sus dudas, permanecieron unos días en ese mismo sitio junto con los chicos, creando un débil lazo de amistad mediante charlas estúpidas y bromas sin lógica. Así fue como decidieron poner en riesgo su empleo, y sacarlos de tan horrible cuarto, abriéndoles sutílmente los ojos a un nuevo mundo. Claro, entre risas y más risas, uno del pequeño grupo quedó pérdidamente enamorado del otro. Y sin darse cuenta, ambos protagonistas sellaron un futuro juntos, bajo todas las locuras que lograron hacer en tan corto tiempo, habían entrelazado su destino, y aunque se presentaran los peores obtác