Cargando con las semillas de mi discípulo
Elaya_Hamiltonianos
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El Gran Maestro Ling Zhao era la leyenda viva del cultivo: incorruptible, implacable, un muro de disciplina que nadie osaba desafiar. Hasta que su propio cuerpo lo traicionó con la crueldad de un enemigo.
Primero fueron náuseas repentinas, debilidad que lo doblegaba. Luego vómitos tan violentos que le desgarraban las entrañas. Su qi, antes impecable, ahora se retorcía dentro de él como serpientes envenenadas. Mientras que su energía espiritual se desvanecía, y un dolor lacerante lo encadenaba.
-¡¿Esto es una maldición?!-gritó, retorciéndose en su lecho, las lágrimas surcando su rostro.
La memoria de aquella noche lo golpeó como un trueno: La luna llena. El calor de los labios en su cuello. El aroma embriagador del licor de durazno recorriendo su garganta. Las manos de su discípulo más talentoso, desatando su ceñidor con dedos hábiles; mientras lo empujaba sin piedad contra el suelo y murmuraba: "Otra ronda más, Shizun... por favor... ".
Fue una noche de fuego y sumisión, donde rompió todos sus votos bajo los dedos calientes y temblorosos de su discípulo. Ahora, ese pecado crecía dentro de él, deformando su cuerpo y robándole su dignidad.
Jiang Wei lo vigilaba día y noche, cambiando sus sábanas empapadas de sudor. Viéndolo postrado. Tembloroso. Con las piernas manchadas de orina después de otro espasmo incontrolable.
Su espalda se quebraba en llamas, sus órganos se comprimían bajo un peso invisible, y lo más humillante: ya no podía sentarse sin sollozar.
-Shizun- murmuró el joven, limpiándolo con manos que ardían de culpa y deseo. -aguante un poco más...".
Pero ¿Cómo aguantar cuando tu cuerpo ya no te pertenece? ¿Cómo admitir que aquella noche de lujuria lo había reducido a esto?
El embarazo avanzaba inquebrantable, tres veces más tortuosos que lo normal.
El maestro más poderoso del mundo...
...ahora gemía como un animal herido.